La experiencia de usuario es una tragicomedia mundana

Yamile Sánchez
9 min readJul 10, 2020

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O…Cómo el Teatro me ayudó a ser UX Writer

Escena 1: “Tu drama no es necesario, ya conozco ese teatro”

Yo pasé por muchas luchas para ser quien soy y para estar donde quiero estar hoy. Y una gran aliada para atravesar todas las batallas fue mi relación con el teatro.
Long Story (no tan) Short: era una niña tímida, introvertida y miedosa (nadie me cree hoy, pero aún me quedan resacas de esas tres cualidades). Mi madre hacía Yoga, Reiki y leía todos los libros de metafísica que fueron furor en los años 90. Para que yo ganara confianza física y emocional, me mandó a clases de Yoga, Karate, dibujo, danza, canto… y un día me mandó a teatro. Tenía 14 años cuando comencé con esa actividad que no dejé de hacer ni un solo día de mi vida hasta los 34. En esos 20 años aprendí a ser todo lo que soy, a sacarlo todo afuera, como la primavera.

Fotografía de una escena de una obra de teatro en la que aparezco yo con 14 años.
Mi primera obra de teatro a los 14 años: “Sueños de una noche de verano”, de Shakespeare, junto al elenco del Centro Cultural de Alta Córdoba, llamado “Mandarina Chaplin”. La foto la tomó mi madre.

Tanto así que mi madre me confesó recientemente, junto a mi padre quien asentía con la cabeza, que en un momento tuvieron un poco de “miedo” a que me vaya muy “por las ramas del arte y la bohemia” y no logre tener una profesión o estabilidad laboral (miedos clásicos de la maternidad y la paternidad, sobre todo en un momento de la historia). En casa teníamos plena libertad para ser, pero estábamos obligados a llevar un título, el que sea, teníamos la responsabilidad de terminar una carrera. Yo tenía 3 grandes amores: el Teatro, la Fotografía y escribir. Estas 3 pasiones, más las influencias de mis lecturas y pensamientos, me llevaron a estudiar Comunicación Social y a especializarme en Comunicación Audiovisual. En el medio, hice miles de talleres y cursos de teatro (hasta empecé la carrera en la Universidad y la abandoné cuando me di cuenta que yo solo quería actuar y ya lo estaba haciendo) y también de fotografía y canto. Yo aprendí foto cuando todavía era analógica y tuve el placer de revelar en laboratorio en blanco y negro, tuve que estudiar Química y Física cuando las odié toda mi vida, hasta que las pude ver aplicadas en la luz y el revelado y me explotó la cabeza.

Lección número 1: No odiemos lo que no entendemos.

Fotografía donde aparezco actuando y cantando, a mis 34 años.
Mi última intervención teatral a mis 34 años: fue en un evento feminista llamado “Cuerpas en escena”, donde comencé ayudando con textos, luego haciendo registros fotográficos y terminé cantando y actuando con talentosas mujeres de la escena local. Fue el cierre perfecto de mis 20 años de teatro. La foto la tomó Mery Palacios.

Cuando cursé la materia de Sociología en la Universidad, me quedó marcado el uso de la metáfora teatral en la Sociología Dramatúrgica de las teorías de Goffman, Habermas, Garfinkel y otros (busquen material de estos capos que es exquisito). Como no soy muy académica (y hay mucho material sobre esto en libros e Internet), la voy a contar con mis palabras como recuerdo la explicación del profe más las lecturas que tanto me fascinaron: se trata de una perspectiva de la sociología que explica los micro relatos de las distintas presentaciones sociales de las personas en la vida cotidiana. Lo más rico de todo esto, para mí, es que todo este enfoque dramatúrgico tiene como argumento el tiempo, el lugar y la audiencia, elementos que son parte fundamental de las interacciones humanas. O sea que nuestro “Yo” surge de sensaciones de efectos dramáticos nacidos en la inmediatez de una escena que estamos representando en situaciones de la vida diaria. Actuamos en sociedad porque buscamos aprobaciones, aceptaciones de nuestro “público”. Hacemos interpretaciones de la persona que queremos ser ante esa audiencia, para que nos vea como queremos que nos vea. Por ejemplo: si soy profe, en el aula me comporto de cierta manera, interpreto mi rol según mis creencias, valores y normas de la institución; si soy madre y tengo una hija y estamos en casa, tendré otras características ante ella y el resto de mi familia; en el trabajo frente a mis colegas usaré un vocabulario y frente a clientes tal vez otro, y así con cada (re) presentación social.
En otras palabras, y volviendo a la metáfora teatral: la vida es como el teatro, cada situación es un escenario y las personas tomamos distintos papeles según el contexto y momento que estemos enfrentando y actuamos diferente según la ocasión.

En ese momento ni se me ocurría que yo iba a terminar trabajando en UX…pero me quedó ese aprendizaje todos estos años. Lo usaba cuando hacía Content Marketing, Copywriting, Prensa, capacitaciones…y hoy me resulta clave cuando escribo para productos digitales.

Lección número 2: absolutamente todo lo que nos pasa, nos deja un aprendizaje para la vida.

La famosa frase: “Ser o no ser, esa es la cuestión” de Hamlet de Shakespeare, representa la pregunta esencial de la experiencia humana, esa dualidad de pensamiento que nos produce tensiones entre la voluntad y la realidad, el deseo y el deber. Fue un pensamiento que me comió la cabeza durante toda mi vida estudiantil: ¿Qué hago?, ¿qué quiero ser?, ¿qué soy? ¿Largo todo y me dedico a actuar?, ¿largo todo y me dedico a comunicar?, ¿sigo sacando fotos sociales en casamientos y cumpleaños buscando vivir de la fotografía, o saco las fotos que se me canten? Qué tema el dilema existencial, ¿no? Hay que pasarlo para salir del túnel.

Cuando descubrí el Design Thinking me di cuenta que esta metodología era la conjunción perfecta entre el proceso y la creatividad. Aprendí que la diversidad de conocimientos y experiencias te enriquecen las ideas y te ayudan a expresarlas, facilita una variedad de puntos de vista y te ayuda a dar más valor a lo que hacés. Todo esto se expresa en el producto o servicio para el cual escribís, haciéndolo usable por y para más gente.

Lección número 3: sé lo que quieras ser y que salga como pueda.

Libro de las obras completas de William Shakespeare, abierto en la obra Hamlet.
Mi libro de obras completas de William Shakespeare con hojas de papel de arroz. Regalo de una amigaza de mi madre, Silvia, que cuando se enteró que yo amaba el Teatro, lo sacó del polvo de la biblioteca de su madre y me lo obsequió. Le estaré eternamente agradecida. Lo amo.

Escena 2: UXer o no UXer…esa es la cuestión

Tal vez te preguntes: ¿Qué historia podés contar si estás haciendo una página de login o un mensaje de error?, ¿cuánta historia tiene que tener eso? Bueno todo tiene Storytelling, todo tiene un sentido, cada pieza está narrada, nada está porque sí. Cada palabra de toda pantalla está por alguna razón y no solamente porque “entraba en el cuadrado de inicio”.

Cuando la persona usuaria tiene por objetivo ejecutar una acción, como por ejemplo comprar una heladera online, tenemos que salir del sesgo cognitivo y pensar razones por las cuales se quiere (o necesita) comprar una heladera, es decir cuál es su intención con esta compra. Y también posibles reacciones de esta persona ante diferentes escenarios, contextos, flujos, pantallas, mensajes…¿Le gusta lo que ve? ¿Encuentra lo que busca? ¿Lo entiende? ¿Gasta más tiempo en elegir la heladera que en interpretar la página o es al revés? ¿Está por enojarse? ¿Está por reír?¿Cuál es la intención de la acción al usar un producto? ¿Habrá comparado con otras plataformas? ¿El botón de CTA tiene sentido con la narrativa del resto de la página?¿Y si la persona tiene alguna diversidad funcional, es accesible la solución que propongo? ¿Dónde nos plantamos en el momento de la acción? ¿Qué reacciones puede tener una persona ante determinadas situaciones? Y así es como con muchas preguntas nos ponemos en la piel de esa persona para crear la mejor solución posible, o al menos, lo intentamos. Para eso están también las investigaciones y pruebas de contenido.
Como UX Writers, pensamos las intenciones que hay detrás de cada pieza de contenido, porque para eso las estamos escribiendo. Mientras más y mejor conocemos a la persona usuaria y al producto, mejores diálogos podremos entablar para lograr conversaciones exitosas que logren una comunicación asertiva que apalanque los objetivos de la persona usuaria y de la compañía.

Quienes trabajamos en UX tenemos muy en claro que el foco está siempre en el usuario, que hay que tener empatía, que hay que ponerse en su lugar, entender su camino, etcétera. Cuando la cosa se pone compleja y las ideas no me bajan, me subo al escenario y sale la historia. Al fin y al cabo nos estamos poniendo en el papel de la persona que usa el producto y de la empresa que lo crea, ¿no es acaso eso algo similar a la actuación o a la dramaturgia?

El usuario es un personaje, porque está cumpliendo un rol, porque tiene un conflicto, porque tiene una misión…el escenario es la plataforma, donde va a transitar su camino, va a ejecutar las acciones necesarias para resolver su problema y alcanzar sus objetivos. Este personaje pasa por diferentes estados mientras recorre el escenario, entonces tengo que estar preparada para tener las líneas correctas del guión para cada momento, pues tengo que generar ese clima deseado y acompañarlo al desenlace de su historia.

Toda historia tiene personajes, principal/es y secundario/s. El error que cometen algunas empresas es creerse el personaje principal, cuando son siempre el secundario. ¿Por qué? Porque ayudan al usuario (el personaje principal) a lograr sus objetivos, atravesar sus obstáculos y cumplir sus propósitos. Ya lo dijo Google: “La mejor parte de crear tecnología es ver qué se hace con ella”. Todas las personas que usan los productos y servicios de la empresa donde trabajes tienen miles de historias para contar…si las escuchamos, vamos a crear mejores soluciones para que las sigan contando.

Escena final: de conclusiones o el oxímoron de una falsa realidad

Hoy, con 36 años de vida y más de 10 de carrera encima le pude decir a mi mamá y a mi papá que la creatividad y la empatía que tengo desde niña me ayudaron a ser una UX Writer comprometida con la profesión.
Todo está clavado en la memoria…¿qué me queda de tanta variedad?

Aprendizajes que aplico en mi profesión y en los días de mi vida:

  • Del Teatro: la dramaturgia, los juegos de roles, la memoria, la emoción, la acción y la reacción, el contenido y el continente, el uso de la voz y el tono, personajes principales y secundarios, sus objetivos, sus características, la personificación, la escenografía, el vestuario, el silencio.
  • De la Fotografía: la observación, la mirada crítica, el ojo clínico, el foco, los planos, la figura y el fondo, la perspectiva, los cuadros, los colores, los grises, la espontaneidad, el momento, la luz.
  • Del Canto: a manejar los tonos, a proyectar, a interpretar, a sacar, a escuchar a los demás, a lograr armonía grupal, a acompañar, a cuidar la voz y a romperla también, a probar, a perder el miedo.
  • De la Comunicación Social y Audiovisual: a tener curiosidad, a entender la historia, a interesarme por las culturas, a respetar la diversidad, a escribir guiones, a hacer entrevistas, a pensar las locaciones. Que hay muchas teorías, que hay muchas cosas por leer y que tengo que formar una opinión y tomar decisiones. A respetar y a citar siempre las fuentes. A aprender de los demás y agradecer. A democratizar el conocimiento y ayudar. Que hay muchas cosas a considerar para tener el cuadro ideal, para crear una atmósfera y poder decir algo con lo que creas. Que sí era importante hacerle caso a la profe y leer a Joseph Campbell, ya que en ese momento no sabía que sus libros iban a ser tan populares en mis caminos profesionales y que la teoría del héroe, los arquetipos y los mitos tenían tanta importancia al momento de crear contenidos (gracias profe). Y principalmente aprendí que absolutamente todo comunica.

Para vos, que llegaste hasta acá y tal vez tengas curiosidades, te comparto mi autoentrevista. Me llevó muchos años poder responder (y responderme) estas preguntas.

-¿Por qué dejaste de hacer teatro?
-Porque ya no tenía ganas.
-¿Dejaste de cantar?
-Sí en coros profesionales, no en la ducha y en asados.
-¿Y la foto?
-La imagen es combustible, el ojo nunca descansa. Otro día les cuento más sobre esto (ah re que no tenía la respuesta todavía).

Fin de la historia.

Y vos ¿qué actividad hiciste que te haya servido para diseñar tus contenidos? Si todavía no te diste cuenta, te invito a hacer el ejercicio de la escena final.

Gracias por leerme.

Y se cierra el telón.

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Yamile Sánchez

UX Manager | UX Strategist & Consultant | Content Designer & Storyteller| Creo en el poder de las palabras.